Tengo que volver a olvidar. Es necesario que comience a borrar de nuevo las marcas de las guerras que desataste anoche en las selvas de mi cuerpo.
Voy a levantar otra vez las murallas para que tus manos no vuelvan a entrar y para que el aliento de tu boca no se vuelva a confundir con el mío.
Definitivamente volveré a olvidar(te)... tengo que dejar de soñar(te) delcalza sobre mi espalda, pero debo advertir(te) que me costará mucho lograr que mis manos se olviden de las exquisitas imperfecciones de tu cuerpo.
Bienvenid@ a la pequeña y escurridiza frontera entre el minicuento, la minificción y la poesía.
¿Puedes reflexionar, desaprender, perderte y volver a encontrarte desde lo breve?
En la brevedad siempre hay desconcierto
En la brevedad siempre hay desconcierto
martes, 3 de noviembre de 2009
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