Arráncame tu olor, la huella de tus manos, de tus pies, de tus labios, de tus ojos,
Alivia esta tragedia y conviértela en nada
Devuelve el tiempo y no me toques, no me mires ni me hables...
Por favor, esa noche pasada, sigue de largo, no me pidas que me acerque,
por favor, no me pidas que estemos juntos, ni me pidas que te escriba... no me hagas promesas
Te lo ruego, devuelve el tiempo, y esa noche, no existas.
Bienvenid@ a la pequeña y escurridiza frontera entre el minicuento, la minificción y la poesía.
¿Puedes reflexionar, desaprender, perderte y volver a encontrarte desde lo breve?
En la brevedad siempre hay desconcierto
En la brevedad siempre hay desconcierto
sábado, 7 de noviembre de 2009
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