Nuestra maldición fue conocernos con un pasado lleno de otros...
En un momento en el que pudo más el apetito que el corazón, la pasión que la razón, la locura que la cordura.
Nuestro juramento sólo podrá tener vigencia en el secreto de nuestro delirio.
Una vez más, seremos extraños de nuestro propio encuentro.
Bienvenid@ a la pequeña y escurridiza frontera entre el minicuento, la minificción y la poesía.
¿Puedes reflexionar, desaprender, perderte y volver a encontrarte desde lo breve?
En la brevedad siempre hay desconcierto
En la brevedad siempre hay desconcierto
viernes, 1 de mayo de 2009
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