Bienvenid@ a la pequeña y escurridiza frontera entre el minicuento, la minificción y la poesía.
¿Puedes reflexionar, desaprender, perderte y volver a encontrarte desde lo breve?
En la brevedad siempre hay desconcierto

sábado, 16 de junio de 2007


Cada vez que se despedía, le dejaba sobre la mesa algunas caricias con olor a melocotón.

2 comentarios:

Alea dijo...

Qué belleza... Ojalá a todos nos dejaran caricias con sabor a melocotón!

H. M dijo...

Ojalá, a veces es posible, en otras oportunidades más bien no saben a nada, eso no es tan bueno.

Éxitos.